Solo el amor crea

Solo el amor crea

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Intoxicados como estamos de tópicos buenistas, de sucedáneos y caricaturas de los sentimientos, no sabemos ya qué significa realmente la misericordia. Muy a menudo la confundimos con un sentimiento de piedad, perdón y acogida, a merced de nuestro estado de ánimo. Pero la misericordia, como bien demuestra este libro, en el que hay mucha palabra de Dios y mucha humanidad, es algo bien distinto. No proviene del hombre sino de la relación con Dios. Es una obra de Dios en el hombre.

El autor, apoyándose en cada una de las siete obras de misericordia espirituales, nos ayuda a entender cómo no se puede ser feliz sin misericordia, porque la felicidad más profunda consiste precisamente en cuidar a los demás.

Crítica

El contenido proviene de un ciclo de catequesis sobre las obras de misericordia espirituales que el autor impartió en Roma a un grupo de fieles –especialmente jóvenes– durante el Jubileo de la Misericordia de 2016. La exposición es viva, divulgativa y alentadora. El texto presenta las obras de misericordia a partir de la Sagrada Escritura y de su experiencia de fe y pastoral. Describe el desafío al que cada obra de misericordia nos invita a responder; indica los sucedáneos a los que fácilmente se recurre para superarlos; y propone cómo entender y vivir cada obra de misericordia en su sentido cristiano pleno.

El aspecto quizá más logrado del libro es el de “desenmascarar” los lugares comunes poco realistas sobre las obras de misericordia espirituales, que las identifican con acciones nobles pero ajenas a la más inmediata cotidianidad; ofrece, en cambio, modos muy accesibles de animar a vivir la caridad para personas que se desenvuelven en la normalidad y complejidad del día a día. Ayuda a descubrir que “la felicidad más profunda en la vida es cuidar a alguien”.

La fundamentación que está en la base de las explicaciones de cada obra de misericordia espiritual consiste en afirmar que es en la relación personal con Dios donde recibimos su amor; y este, a su vez, nos hace capaces de crear algo nuevo –de amar– ante situaciones humanas complejas: amar al prójimo con el amor de Dios; o, como dice el título con una frase de san Massimiliano Kolbe: Solo l’amore crea.

Puede ser especialmente útil para un público joven-adulto y para educadores, pues ofrece ideas sobre cómo animar a vivir la caridad en las circunstancias de cada día.

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