Partiendo de la consideración de Jesucristo como fuente de una alegría llena de esperanza, se tratan: la vida de oración de un cristiano en medio del mundo; la formación cristiana como proceso que alcanza a la persona en todas sus dimensiones; la libertad interior; la lucha espiritual como respuesta agradecida al don que Dios nos hace en Cristo; el sentido de misión de quienes han acogido una llamada divina, y la conciencia del amor incondicional del Señor como fundamento de nuestro esfuerzo por agradarle.
«¿Quién soy yo?» es una pregunta importante. Pero mucho más importante, nos dice el Papa Francisco, es esta otra: «¿Para quién soy yo?». Nuestra identidad se nutre de lo que hemos recibido, pero toma su forma sobre todo del amor al que dedicamos nuestra vida. Amando a Dios, dejándonos amar por Él, dando este amor a los demás… descubrimos quiénes somos. La serie de artículos que se recogen en este libro quiere ser una ayuda para hacer este descubrimiento. Con los primeros discípulos de Jesús, con las enseñanzas del Papa, de los santos, de san Josemaría, podemos profundizar en esa realidad perenne: Dios nos llama; «Él tiene un plan para cada uno: la santidad».San Josemaría recordaba cómo, con apenas dieciséis años, descubrió que el corazón le pedía «algo grande y que fuese amor». Ojalá también nosotros podamos descubrir y redescubrir —porque el amor es siempre joven, siempre sorprendente— algo grande y que sea amor.