Muchos consideran que la relación personal con Jesucristo está reservada a gente con especial sensibilidad hacia las cosas de Dios. Pero la verdad es que, sin el encuentro personal con Jesús, no hay vida cristiana, sino solo catolicismo cultural. No existen dos maneras de ser cristiano: la ordinaria -Misa dominical y poco más- y la extraordinaria -los que siguen de cerca a Jesús, y tienen una relación viva con Él-. La relación personal con Jesucristo vivo, en la Eucaristía y en la meditación de la Palabra de Dios, debería verse como algo normal para un cristiano. Tenemos muchas oportunidades en la vida para conseguirlo aunque, eso sí, sabiendo que Dios suele hablar bajito.
Crítica
La relación personal con Dios en la oración no es un lujo reservado solo a algunos, sino que Jesucristo llama a cada uno a la intimidad con Él, para que todos puedan identificarse con Él y llegar a la felicidad. La santidad a la que se llega por el camino de la oración es la meta de todos los cristianos. Este libro ofrece algunas claves para escuchar a Dios en la oración y en la liturgia, de modo ágil, pero profundo.